24 de mayo de 2011

La Huella (tu huella y la mía)


Con mayor frecuencia se habla sobre: el ecoetiquetado, la huella del agua, la huella del carbono y la calculadora de CO2. Asunto interesante, que trata sobre los niveles de emisión y consumo de recursos - como el agua- que tuvo o tendrá un producto, bien o servicio; desde su origen hasta su fin.

Lo anterior quiere decir que desde el origen hasta el fin del producto se calculan las emisiones de CO2 o cuanto se utilizó de agua en su cadena de producción. A partir de este calculo es posible conocer que tan eficiente son los procesos y las tecnologías que se utilizan para elaborar un producto. Finalmente, es el consumidor (usted y yo) el que toma la decisión de adquirir o no el bien o servicio de acuerdo a su Huella.

En estos temas, creo, nos es más fácil hablar de las huellas de otros (y a penas pensamos en nuestra huella de consumo). Es decir, estamos atentos de las grandes empresas, de los mega productos, de las exigencias comerciales que realizan los mercados internacionales que dan señales, que cómo país tendremos que anticiparnos y adaptarnos. Es decir, prepararnos para rendir sobre la Huella de los sectores económicos exportadores, donde se evidencia el mayor consumo de agua y de emisiones de CO2.

¿Pero qué pasa con lo cotidiano, con nuestra huella, con la huella que dejé hoy y con la qué dejaré mañana?.¿Con tu huella? ¿Qué tipo de huella nos están permitiendo dejar las ciudades donde vivimos?, ¿Qué opciones tengo de transporte, de energía, de vestimenta, de educación, de alimentación, de ocio, de entretención, de espacios públicos?. Pareciera que la opción está a la mano y es simple: reducir nuestro nivel de consumo y así aportamos a reducir nuestra huella. El dilema que se diluye en un espejismo, que no queremos ver, es asumir el desafío de cómo ponerlo en practica.

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